martes, 19 de febrero de 2008

Maldita realidad metálica

Aquella maldita noche me levanté con una terrible opresión, mi mano buscó mi cabeza, pero no la encontró. Por increible que parezca, no estaba atornillada a mi metálico cuello, se unía a mi viejo ordenador que, encendido, estaba bloqueado como si una mano invisible lo aprisionara entre tomas y fusibles, intenté buscar el botón de apagar pero no existía, así que decidí arrancar de cuajo el enchufe, sin usar las manos. Recuperé mi cabeza colocándola rapidamente en la blanca nevera porque ya se respiraba un fuerte tufo a quemado, al contacto con el frío me sentí mucho mejor pero salieron chispas así que la saqué. La terraza parecía un aeropuerto de lunas caídas a racimos. Los boquetes se multiplicaban por todas partes, ahogándome con tanto cable alrededor de las plantas de mis pies.

El cable crepitó, acojonándome bastante, porque temía volverme magnético otra vez, así que me arrastré bajo la mesa perseguido por la cubertería modelo Inox. todo fue inútil, me alcanzó antes de llegar en casi veinte segundos destrozándome una parte de mi bonito pantalón de Armani de segunda mano hasta la entrepierna. No consiguió magnetizarme más que la polla de transistores. Hasta parecía un anuncio de anis del mono o alguna tragedia griega.
- Estoy perdido -dije llorando lágrimas metálicas mientras la corriente recorría subyugante por mis circuitos positrónicos de animal encelado.

Expulsé chispas multicolores, derretí todo lo que toqué, hasta quedar completamente agotado; entonces comprendí que no conseguiría nada. Estaba sin batería y necesitaba urgentemente un par en ese delicado lugar, la estrecha abertura de mis labios permitió que me acomodara las duracell.

¡mmm qué placer!

Con fuerzas renovadas decidí que debía advertir al resto de tan placentero y nuevo vicio y marqué el número de teléfono de mi compañero. Martín Hojalata era una jodida tostadora que le gustaba a Penélope Cruz, tan brillante, tan distante, tan caliente que era capaz de tostar huevos sin estar enchufada.

Comunica.

Maldita suerte tengo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

jej, que bueno, pero ¿era macho o hembra? Que no m'a quedao claro

Anónimo dijo...

Era ambidiestro. O como decimos en México, bateaba por los dos lados jajaja

Anónimo dijo...

Jajajajja Sohno. Este me ha gustao mucho.