domingo, 11 de mayo de 2008

Carta de amor/odio para un elefante rosa

Querido/odiado elefante rosa,

te escribo sumida en un profundo estado de hilaridad después de beberme seis litros de agua sensación limón y comido cuatro hígados de bacalao a la vizcaína.

Tengo que decirte que mañana es aniversario de trompa de la hermana pija de Dumby, la que se rompió esquiando la cola. No te dejes engañar por su aparente inocencia, es una zorra. Una elefanta zorra. Y está trompa de anís del mono añejo, ese licor digno de paladares anodinos. Un día la encontramos borracha en lo alto de un elefante depravado. Ella, que presume de chanel número 47 y medio y apestaba a ginebra de garrafón rebajada con aguarrás. Buscaba un macho, pero no uno con una trompa ¡sino con dos!

En alcohólicos anónimos no creen en hadas con sonrisas plateadas, que juran y perjuran que no existes salvo para Hacienda. Te ruego encarecidamente te hagas notar y te manifiestes ante los incrédulos, porque todos empiezan a pensar en el número horribilis 090308 (o sea, Urgencias Psiquiátricas) ya que siempre estás allí. Trompa perdido, como siempre, y no tengo sensibilidad artística para escupir mis miserias sutilmente. Al fin y al cabo soy una elefanta y me sobran 540 michelines y una increíble mesa camilla rosa que pienso regalarte el día de la proclamación de la tercera república.

En fin , que si nadie lo remedia, mataré al jodido Dumby por querer tirarse encima salsa de frambuesa ¡con lo que mancha! Estás avisado, querido!!! Y quién avisa no tiene mastercard.¡ juas! ¿La carcajada no termina nunca? Puede que no sepa como acabar poniendo fin, tan cierto como que esta boca es mía ¡y punto!. Eso es todo

miércoles, 20 de febrero de 2008

Cuentos infernales

Todos estamos locos, nos gusta "jugar" tapándonos los ojos con tomates partidos y vendas enteras. Canta fiesta siesta!!! Después un porro, mejor comer golosinas, musitar palabras huecas,
reír y saltar Queremos ser libres y soñar, ser titiriteros como Malkovich, a veces no tenemos fuerzas para separar realidad y la puta ansia de ser felices.

Todos queremos algo que nos haga sentir cosquillas en mitad del alma

Trece noches antes sintió sus entrañas crepitar como un fuego de plástico, intuyó que aquello olería mal pero tomó el brebaje, siempre fue muy atrevido para todo. Aquel líquido fue casi mortalmente abrasador. Miré al espejo, era su rostro y me dije "Los demonios andan sueltos y enfadados". Corrí a vomitar pero no llegué, una mano agarró mi entrepierna y comenzó a masturbarme

C'est Fini

Ay chihuahua muchachos!!!

No paraba de decirme a mí. Esto no termina porque, insisto, no no? Vale, seguimos Bueno, pues ahí seguía delirando, preguntándome a mi mismo cómo era posible confundir aquella situación tan extraña. ¿Quién en su sano juicio? ¿O no me había pasado en realidad? Decidí dejarme llevar por mi instinto. Escribí en el azulejo con el dedo: ¡Lárgate ya de una puta vez! Hasta llegué a rasgar mis venas, pensé que así terminaría esta alucinación pero era interminable. La música llegó a mis oídos tiñendo el momento de lúgubres sensaciones . Recordé aquel nefasto jueves en que el nauseabundo brebaje despertó mis instintos más profundos e intrigado probé nuevamente escribiendo un mensaje. ¿Hay alguien ahí? No hubo respuesta. Sin embargo juraría que alguien estaba respirando cerca de mi oido derecho.

¡Salga de ahí! Ni caso. Seguía sintiendo otra respiración esta vez en el ombligo, miré y me sorprendió verme una pelusilla verde y viscosa, tan repugnante que no pude evitar chuparla. Sabía a rayos. No pensé hacerme adicto, pero me daba asco y aún asi no podía parar de forma incontrolable de lengüetear la alienígena alfombrita mágica con ojos de corderito degollado y ojitos lascivos. Me envolvió todo sin perder sabor. Estaba sumergido en colores, colores, colores. Mis feromonas se habían disparado hasta el infinito-y-más allá!

martes, 19 de febrero de 2008

Las increíbles aventuras de Condonman

Era de noche y las estrellas empezaban su jornada, coquetas, guiñando los ojos a neones intermitentes.

Desenrollé mi uniforme que pulcramente guardo en la bolsa de látex negro a salvo de todos los que desean tocarlo, romperlo. El tanga negro que tanto excita a los agnósticos relucía cual reclamo soportando el peso de semejante pieza; ya de infante asombraba su tamaño, recuerdo mi primera experiencia...ingenuamente exhibí mi pequeña amiguita en desarrollo que placenteramente se crecía con tan sólo una mirada asombrada .Yo indudablemente presumía, su grosor inaudito e inevitablemente me llenaba de satisfacción. Me masturbaba orgulloso en estas fechas en las que el carnaval aturde a cualquiera que haya follado en lugares irreverentes. Entonces me di cuenta del partido que me había perdido

Había apostado contra mi padre a que podría finalmente ganarme la vida preñando viudas sedentarias o casadas aburridas pero mis balas no iban cargadas y el "negocio" no funcionaba como para dejar la vida de gigoló.

El endiablado día de autos estaba por contraer una deuda muy particular con la doctora, insigne proctóloga, en la que nunca había confiado, quien juró que no sentiría nada pero cortó un trocito de hemorroide. Sentí encogerse mi bien formado escroto y creí morir, pero al instante lo ví claro: Debía cortar las peligrosas relaciones que amenazaban con hacer de mi delicado ojete un pozo profundo y dolorido.

Mi buen nombre no sobreviviría si se sabía de este lamentable episodio que me hacía popular, por ello tuve que matarla y comérmela. Sabía a pollo con patatas y pimientos, hubiese preferido tortillapapas, agarré la botella de ron y brindé por los viejos tiempos en cueros.

Maldita realidad metálica

Aquella maldita noche me levanté con una terrible opresión, mi mano buscó mi cabeza, pero no la encontró. Por increible que parezca, no estaba atornillada a mi metálico cuello, se unía a mi viejo ordenador que, encendido, estaba bloqueado como si una mano invisible lo aprisionara entre tomas y fusibles, intenté buscar el botón de apagar pero no existía, así que decidí arrancar de cuajo el enchufe, sin usar las manos. Recuperé mi cabeza colocándola rapidamente en la blanca nevera porque ya se respiraba un fuerte tufo a quemado, al contacto con el frío me sentí mucho mejor pero salieron chispas así que la saqué. La terraza parecía un aeropuerto de lunas caídas a racimos. Los boquetes se multiplicaban por todas partes, ahogándome con tanto cable alrededor de las plantas de mis pies.

El cable crepitó, acojonándome bastante, porque temía volverme magnético otra vez, así que me arrastré bajo la mesa perseguido por la cubertería modelo Inox. todo fue inútil, me alcanzó antes de llegar en casi veinte segundos destrozándome una parte de mi bonito pantalón de Armani de segunda mano hasta la entrepierna. No consiguió magnetizarme más que la polla de transistores. Hasta parecía un anuncio de anis del mono o alguna tragedia griega.
- Estoy perdido -dije llorando lágrimas metálicas mientras la corriente recorría subyugante por mis circuitos positrónicos de animal encelado.

Expulsé chispas multicolores, derretí todo lo que toqué, hasta quedar completamente agotado; entonces comprendí que no conseguiría nada. Estaba sin batería y necesitaba urgentemente un par en ese delicado lugar, la estrecha abertura de mis labios permitió que me acomodara las duracell.

¡mmm qué placer!

Con fuerzas renovadas decidí que debía advertir al resto de tan placentero y nuevo vicio y marqué el número de teléfono de mi compañero. Martín Hojalata era una jodida tostadora que le gustaba a Penélope Cruz, tan brillante, tan distante, tan caliente que era capaz de tostar huevos sin estar enchufada.

Comunica.

Maldita suerte tengo.

viernes, 15 de febrero de 2008

Heredé sus ojos

Jódete, querido papá!

Ante la tumba me despedí cariñosamente, flores en mano y sin querer abrir los ojos excesivamente, no fuera a entrarme tierra.

Tiré las flores enfurecida buscando al hijo de puta que lo asesinó.

El cementerio estaba repleto de espíritus. Mi rencor crecía de forma exponencial, tenía que encontrar de inmediato al clérigo para que pagara sus pecados.

Maldije una vez por haberle creído y otra por haber sido tan imbécil como para perdonarlo. Era conocido por sus artes lascivas y sádicas a la vez. Tendría que pagar sus muchas horas de rezos hipócritas debajo de las criptas eclesiásticas. Decidí tomar venganza y disfrazarme con sotana Le gustaría, seguro. Me confesé con mi propia sombra mientras preparaba mi filosa navaja que hacía tiempo no mordía carne. Corrí a la tiendita a comprar una cerveza, luego me sentí listo para el ataque. Comprendí que debía moverme antes que él.

Me dirigí a Nicolás para pedirle la dirección del monaguillo y así derramar la primera lágrima con él. Harto de pensar, preferí arrepentirme y matarlo también a no ser que ...nada. Sin remordimientos

Todo cambió cuando enterré el cuchillo y con él inicié la matanza de las gallinas. Gallinas con sotana. Gallinas ya muertas ya no harían correr mas gallos violadores sin escrúpulos. Ahora mi padre por fin podría descansar en paz. "Y vivieron felices" así lo soñé. O fue real? No, fue sueño. Eso quise creer. Lo comprobé pronto. Mis ojos enrojecidos buscaban un punto de cordura en medio de tanta confusión. La navaja era una porquería. Cortes por doquier hacía más dolorasa la matanza. Conté que había por lo menos cuatro cadáveres caídos bajo mis pies. Todos conocieron mi idiotez. No estaba dispuesto a dejar que la fiesta terminara

domingo, 10 de febrero de 2008

"Estaba oscuro", o "La pesadilla de Mortadelo"

Estaba oscuro, sí. Como sus ojos, negros y profundos, como su piel, un abismo de infinita ceguera cósmica. Podía sentir su terror acrecentarse como un infarto disimulado.

Un relámpago nos cegó, tan sólo pude verle la cara un segundo antes de caer en el interminable vacío de luz que nos rodeaba. Puse mis manos en sus hombros, estaba temblando. La abracé en silencio mientras mis colmillos acariciaban su tentador cuello y decidí que sería ella mi última víctima, mi santa cena. Me dispuse a lavarme las manos, (es de vital importancia ser higiénico) pero el agua que salía del puto grifo postmoderno congelaba mi sangre. Mandé al carajo la higiene y no lo pensé; la agarré por el pescuezo y le exprimí hasta el último leucocito hasta hartarme de su sangre tibia mientras mis manos aún sujetaban su inerte cuerpo desnudo.

- ¡¡Mortadelo!! ¡¡¡Despierte, hombre!!! ¿Es que no se da cuenta de que todo es una farsa?

Desperté mojado de un líquido rojizo, grosella "ACME", concretamente.

¡Coño! ¡He vuelto a creer que soy un jodido muppet vampiro cazando bellezas negras!

domingo, 3 de febrero de 2008

El último inmortal

Una noche eterna, una estrella cayó iluminando mis ojos sin saberlo siquiera. Agotado como estaba, arañé el tiempo, borracho de amargura, mascando penas y espacio, aquello que me esclaviza como el yugo de mi propia reflexión. Si, estaba solo como vine y, como seguramente, volveré a marcharme. El reloj escupe, segundos, minutos, horas y yo sencillamente, los veo pasar esperando el momento de largarme de este tedio en medio de la trampa inmortal, aunque también tengo la vana esperanza de encontrar por fin la manera de morir sin que el mundo se dé cuenta. Fue por casualidad el descubrimiento que hice ayer, los sistemas colapsaron la pequeña centralita, bip, bip ,bip, tronó la alarma y cayeron los primeros ritmos inciertos. Intuyo por fin una nueva era, con suerte él se ha revertido e intenta recomponer sus recuerdos astillados Ayer nunca existió. Mañana volveré a tratar de captar mi sombra respirada, la hondura abismal de mi inmortalidad.